enero 18, 2015

Bergoglio nos quiere censurar "repartiendo hostias"

Para Jorge Bergoglio es normal golpear al que piensa distinto. Justifica la violencia.
Dice risueñamente que no se debe reaccionar violentamente pero, inmediatamente, considera normal darle un puñetazo a quien lo ofende. ¿Dónde quedó aquello de "perdonamos a quienes nos ofenden" "poner la otra mejilla" o " amar a tu enemigo"? 



Expresa que no se puede provocar, insultar ni burlarse de la fe de las personas y que quienes lo hacen son provocadores. Anuncia que a esas personas "les puede ocurrir algo", que debe haber un límite (como un puñetazo, por ejemplo). Reitero: quien dijo esto fue Bergoglio, no don Ciccio.
Bergoglio no es tonto, es un dirigente político formado y muy hábil que, para justificar la violencia contra los que denuncian las zonceras (o los horrores) de las religiones, confunde al interlocutor de modo deliberado. Él sabe que las creencias o las religiones no se pueden ofender, porque no son personas, sólo son ideas. Que quienes pueden ser ofendidas son las personas. Por ello Bergoglio se ofende si insultan a su madre (y según él reaccionaría de modo violento).
Esta distinción, tan elemental y obvia, fue soslayada por los pensadores argentinos que se consideran "progresistas" cuando se alinearon al mandato del infalible que indica reaccionar contra los que piensan distinto y ponerle límites a la expresión de sus ideas.
¿Usted piensa distinto a Bergolio?
-Pues debería callarse, no lo exponga porque la fe puede ofenderse.
-No discuta sus ideas, no debata ni cuestione.
-Mantenga todo como está: no cambie nada.
-Limite su libertad de expresión.
Ese es el mensaje de Bergoglio (además podría recibir un puñetazo).
Y en eso de las acciones violentas el Papa tiene antecedentes, como en el caso del artista plástico León Ferrari luego de que Bergoglio lo declarara blasfemo y lograra censurarlo. Pero parece que no aprendió esa clase de convivencia porque finalmente su intento de censura no prosperó y el artista fue indemnizado con 100.000$ (que donó a la Comunidad Homosexual Argentina).
Hoy, como hace 2000 años, la iglesia católica lucha para que las ideas se mantengan fijas.

En el mismo mensaje Bergoglio se refiere a que la libertad religiosa y la de expresión son derechos humanos. Y sobre esta idea numerosos periodistas argentinos criticaron la respuesta de la ministra de justicia de Francia Christiane Taubira: "En Francia, el país de Voltaire y de la irreverencia, tenemos el derecho de burlarnos de todas las religiones".
La carnada que puso Bergoglio fue tragada sin pensar. Las caricaturas de Charlie Hebdo no promueven prohibir las religiones, sino que quienes no profesan determinada fe no deben seguir los mandatos de esa fe. Pero el Papa sí promueve limitar el derecho a la libertad de expresión.
Los ateos buscamos que los religiosos no nos impongan sus ideas y costumbres porque no actuamos en función de supuestos textos sagrados, ni por lo que dicta un imaginario ser sobrenatural a través de su supuesto representante terrenal. ¿Usted quiere mutilarse el pene? ¡Pues hágalo! Pero no intente que yo se lo haga a mi hijo ni que no denuncie esa atrocidad.
Pero para quienes no creemos en amigos imaginarios los líderes religiosos como Bergoglio pretenden callarnos y que vivamos cómo ellos determinan. O al menos que no digamos lo que pensamos. Como expresa claramente Mauricio-José Schwartz, si expresamos nuestras ideas con miedo de ofender a alguien, entonces deberíamos callar todo porque cualquiera se puede ofender por cualquier idea.



Por eso los no musulmanes podemos dibujar a Mahoma, los no católicos comemos carne en cuaresma, los no mormones comemos esa carne acompañada con vino y los no judíos no mutilamos penes de bebés y trabajamos los sábados. Elegimos cómo vivir, aunque Bergoglio nos quiera convencer a hostiazos.